La guía aborda la necesidad de trabajar con poblaciones en situación de vulnerabilidad y con mayores dificultades para acceder a servicios de atención. Propone una solución sostenible que trasciende la visión convencional: adoptar una mirada más allá de la persona como mera receptora de un servicio, observando las comunidades como el lugar donde las personas interactúan, teniendo en cuenta las características del territorio, sus vulnerabilidades y también sus recursos.
La guía presenta 22 experiencias en América Latina, el Caribe y la Unión Europea, que reflejan diferentes modelos metodológicos de abordaje de las vulnerabilidades a nivel territorial, dirigidas a diferentes poblaciones: población de calle, en general usuaria de drogas, mujeres, juventudes y niñez, personas privadas de libertad, minorías étnicas, migrantes, otras identidades de género. Estas experiencias se recogen para que sirvan como ejemplos prácticos de cómo poder aterrizar las políticas de drogas en el nivel territorial. Adicionalmente, se han identificado experiencias de redes locales, regionales e internacionales, así como experiencias de desarrollo de economía colectiva comunitaria. Se resalta la importancia de incorporar estas intervenciones en la agenda política, sin perder la necesidad de trabajar en, con y desde la comunidad.