Recientemente, se ha registrado un creciente uso de metanfetamina en México. La metanfetamina fue introducida desde los estados del norte del país, principalmente en poblaciones fronterizas y comunidades de migrantes y personas retornadas, replicando el uso estadounidense de la sustancia y aumentando la demanda interna. Entre el 2013 y 2020, el número de personas que reciben tratamiento por usos problemáticos de metanfetamina incrementó en un 218% en México. En la actualidad, las dinámicas del mercado ilegal y la influencia estadounidense han reconfigurado los patrones de consumo de la población en la región fronteriza, manifestándose en la presencia de opiáceos y opioides sintéticos y el consumo por vía inyectada El fentanilo es una sustancia hasta cincuenta veces más potente que la heroína, por lo que las intoxicaciones fatales han aumentado durante los últimos años, representando una grave crisis en Estados Unidos y en Canadá, donde la demanda de opioides es significativa. El influjo de los patrones de uso de sustancias de estos dos países es tan presente en México que, aunque en escalas mucho menores y delimitadas a la región fronteriza, se perciben síntomas similares de la crisis de sobredosis por fentanilo, incluyendo adulteración de sustancias, intoxicaciones y muertes. Las organizaciones no gubernamentales que ofrecen servicios de reducción de riesgos y daños en la frontera norte del país han señalado que el uso de heroína u opioides cuya composición es desconocida para la persona usuaria, puede ocurrir sin modificación de la dosis habitual, lo que significa un alto riesgo para su salud y su vida.
En este contexto, esta Guía se formula como insumo para que instituciones que prestan servicios sociosanitarios, autoridades públicas, organizaciones comunitarias y de la sociedad civil y personas interesadas tengan acceso a información actualizada sobre el uso de metanfetamina y fentanilo, cuya prevalencia e impacto deben ser atendidas oportunamente a través de estrategias respetuosas de los derechos humanos de las personas.
La Guía está comprendida por cinco secciones. En la primera se ofrece una contextualización breve en lenguaje y políticas públicas de drogas, para enmarcar el enfoque de la Guía y los abordajes que se revisan. Posteriormente, se abordan algunas bases de la perspectiva de reducción de riesgos y daños antes de examinar la metanfetamina y el fentanilo: su descripción, formas de uso y particularidades. La tercera sección menciona algunas consideraciones sobre cómo responder a los usos de metanfetamina y fentanilo, de manera inmediata o a largo plazo. La cuarta sección corresponde al desarrollo técnico de estrategias, describe las barreras, intervenciones en campo y poblaciones particulares, con algunas guías sobre el diseño de intervenciones y su correspondiente monitoreo. Finalmente, la quinta sección detalla el proceso del trabajo cualitativo realizado, las limitaciones de la investigación e información correspondiente a las entrevistas y grupos focales.