Más de cien especialistas de Latinoamérica, el Caribe y Europa se reunieron los días 2 y 3 de abril en la Universidad de Santiago de Chile en un evento internacional sobre innovación social en políticas de drogas. Organizado en el marco del programa de cooperación entre la Unión Europea, América Latina y Caribe COPOLAD III, se expusieron los resultados y aprendizajes de los 5 laboratorios impulsados por COPOLAD III en la región de Maule (Chile), Cali y Santander de Quilichao (Colombia), la comunidad indígena Flor de Ucayali (Amazonía peruana) y el extrarradio de Montevideo (Uruguay), en zonas especialmente sensibles por un mayor consumo de drogas y/o el impacto del narcotráfico.
En el encuentro ‘Laboratorios de innovación para el diseño de políticas de drogas más conectadas con las dinámicas sociales’ intervinieron representantes de agencias nacionales sobre drogas, instituciones gubernamentales y ONGs locales, así como expertos y expertas en innovación social del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en América Latina y el Caribe, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC, España), entre otras instituciones clave en este ámbito.
Nuevas formas de pensar las políticas de drogas
Durante la apertura del encuentro, la directora nacional de SENDA, Natalia Riffo, destacó que las cinco experiencias impulsadas por COPOLAD III han permitido “volver a mirar lo que realmente necesita la ciudadanía”, superando la lógica de las intervenciones aisladas y avanzando hacia políticas más integrales. Afirmó que uno de los grandes desafíos que enfrentan quienes trabajan en el sector público es “diseñar respuestas que dialoguen entre sí y respondan de forma concreta a quienes más apoyo requieren”.
Borja Díaz Rivillas, director del programa COPOLAD-FIAP, valoró que estos espacios abren nuevas formas de pensar las políticas de drogas, haciéndolas más cercanas a las dinámicas sociales. Subrayó que lo más relevante es que las comunidades afectadas “no solo participen al identificar los problemas, sino también en la búsqueda de soluciones”.
Por su parte, la embajadora de la Unión Europea en Chile, Claudia Gintersdorfer, aseguró que COPOLAD III representa una visión compartida entre Europa y América Latina, “centrada en el desarrollo humano, los derechos, la innovación y la inclusión”. Este enfoque, añadió, “nos distingue y también nos une en esta tarea común”.
Desde el Laboratorio de Gobierno, su director Orlando Rojas planteó que la innovación pública no es solo una herramienta técnica, sino “una forma de entender el rol del Estado”. En sus palabras, este encuentro refleja una transformación que ya está en marcha en Chile, donde se busca dejar atrás los modelos verticales para “abrir espacios reales de escucha, colaboración y experimentación”.
Cinco laboratorios de innovación en marcha
Los laboratorios de innovación social nacen para dar respuesta a retos complejos asociados a las drogas como las desigualdades, exclusión, estigma y discriminación, la violencia, o las consecuencias para la salud pública y el medioambiente…, que requieren de herramientas y enfoques novedosos desde las administraciones públicas y la sociedad civil.
El objetivo de la red de laboratorios impulsada por COPOLAD III, en colaboración con Agirre Lehendakaria Center, es promover políticas públicas sobre drogas más conectadas con las dinámicas sociales y necesidades de las comunidades, y por lo tanto, con una mayor capacidad de generar impacto en las personas y de ser sostenibles en el tiempo.
Uno de los 5 proyectos que se analizaron durante el encuentro de Santiago trabaja el abordaje del uso de drogas y la mejora de la salud mental entre niños, niñas y adolescentes bajo la tutela y protección del Estado chileno en la región de Maule. Está siendo implementado por el Servicio Nacional de Chile para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA).
En Montevideo (Uruguay) se trabaja con mujeres en riesgo de vulnerabilidad con menores a cargo; en Cali y Santander de Quilichao (Colombia) en la búsqueda de alternativas de inclusión frente al consumo y el microtráfico para los y las jóvenes, mientras que en Perú se está poniendo en marcha un sistema de alerta en la región de Ucayali, como experiencia piloto, para que los integrantes de una comunidad nativa y las instituciones puedan actuar de forma rápida y coordinada cuando se detectan amenazas para sus vidas y recursos naturales por parte de las actividades del narcotráfico.
Nueva guía y exposición
Durante el evento, Júlia Martínez y Susana Mañueco, de Agirre Lehendakaria Center, presentaron su herramienta para evaluar estas iniciativas K-tool, así como la nueva Guía de Innovación Social en Políticas de drogas que abarca tanto las metodologías empleadas como ejemplos prácticos de su implementación en los distintos territorios. La necesidad de replantearse los indicadores para que en la evaluación de estos proyectos no se queden fuera muchos de los resultados y procesos que se llevan a cabo fue uno de los prinicipale temas de debate, al igual que la escalabilidad y sostenibilidad de los laboratorios en el tiempo y en los territorios.
En paralelo, una exposición en el Patio Domeyko de la Universidad de Chile visibilizó a través de fotografías y audiovisuales el desarrollo e impacto de estos proyectos en las comunidades y las personas.