Por Alfonso Ramírez de Arellano, director la Unidad de Prevención Social de la Diputación de Huelva
El programa COPOLAD III, financiado por la Unión Europea, ha reunido a 50 expertos de 12 países de América Latina, Caribe y UE en Trinidad y Tobago los días 24-27 de marzo con la colaboración del gobierno de este país.
Su objetivo principal ha consistido en facilitar la territorialización de las políticas sobre drogas, poniendo especial atención en las vulnerabilidades asociadas a las mismas.
El enfoque del programa basado en la inclusión social, la conexión con otras políticas sociales, los derechos humanos, la perspectiva de género y una metodología de intervención comunitaria, ofrece una mirada comprensiva a la complejidad del fenómeno de las adicciones, contribuyendo a ensanchar la perspectiva de las políticas sobre drogas, como hemos subrayado en otro lugar.
En este caso, convendría destacar que, la perspectiva comunitaria del programa, constituye una línea de acción clave ante el desafío que representa escalar las políticas sociales sobre drogas.
- Por una parte, los planes nacionales sobre drogas disponen de los medios necesarios para abordar el fenómeno en toda su complejidad y con la pluralidad de actores que intervienen en el mismo.
- Por otra parte, el alto grado de especialización alcanzado por las diversas disciplinas que intervienen en el sector sociosanitario ofrece la ventaja de disponer de productos (programas, protocolos, técnicas…) avalados por la evidencia científica, aunque con frecuencia entrañan el riesgo de ser aplicados de forma unilateral sin tener en cuenta el contexto.
De tal manera que el reto actual podría definirse como el modo de mantener la complejidad y la pluralidad en la comprensión del fenómeno, al tiempo que los logros científicos alcanzados, cuando se proyecta la política al nivel local.
¿Qué hace el nivel comunitario?
Cada nivel de la escala tiene su propia dinámica. Al comunitario le corresponde contar con el ayuntamiento como principal representante de la Administración del Estado en el territorio; dar cabida a los actores y actrices sociales, profesionales y políticos de la comunidad; contar con los recursos locales; tener en cuenta la percepción del problema de los diversos sectores; así como conciliar los avances científicos con las capacidades de intervención local.
La amenaza más frecuente al pasar de un nivel a otro es la tentación de simplificar la intervención para mantener el control y reducir la incertidumbre que produce la complejidad. Confiar exclusivamente en productos ya elaborados que se aplican de manera vertical de arriba abajo, sin contar con los interesados, puede producir un efecto temporal, pero no soluciona los problemas.
Solamente los métodos de intervención comunitaria pueden combinar los avances científicos producidos por los diversos sectores implicados en la prevención, la asistencia, la incorporación social y la reducción de la oferta de drogas, con la necesaria participación de los agentes políticos, profesionales y ciudadanos locales.
Por eso, la propuesta comunitaria de COPOLAD III hay que considerarla una apuesta realista, comprometida y valiente que asume su compromiso con el cambio social.
Desafíos
Lo que realmente reforzaría el programa sería una inversión suficiente en la monitorización y evaluación de las experiencias que permitiera avalar los avances, validar las innovaciones y generalizar los conocimientos adquiridos.
Para contribuir con ese propósito hemos propuesto en otros foros, la creación de Observatorios Locales sobre Drogas y Adicciones, de un Banco de Recursos Técnicos disponible para todos/as los/as técnicos/as que intervienen en adicciones a nivel local, así como una Convocatoria de Subvenciones destinadas a sufragar los estudios y las investigaciones enfocadas expresamente a la intervención local y aplicada.